Posted by Isabel Martín Hernández in 07/02/2008
Se recuerda en el pueblo de Mieza una tormenta conocida con el nombre de “La Pimporra”.
Al parecer ” La Pinporra” era el nombre que recibía una vecina anciana del municipio. Ésa mujer, días antes de morir, auguró que cuando ella muriese en el pueblo algo catastrófico iba a suceder.
Y, así fue. Al morir, surgió una grandísima tormenta, una de esas tormentas de verano, pero en esa ocasión fue impresionante la tromba de agua que caía sin descanso. De esa manera, el pueblo se convirtió, de la noche a la mañana, en un gran mar en el que las aguas arremetían con todo lo que se encontraban a su paso.
Tal era la fuerza llevaba por el agua que la rueda que se encontraba en el molino de aceite más antiguo conocido en el termino, fue levantada del lugar donde permaneció muchos años, y apareció en otro lugar nada cercano.
Así pues, aunque no se dieron desgracias personales, no se puede indicar lo mismo de los destrozos materiales que causó la tempestad. Ejemplo de ello se puede indicar los grandes estragos producidos en el campo: fincas muy productivas quedaron como si desiertos se tratasen, dejando solo arena y piedra.
Además de todo ello, se comenta que debido a la fuerza que llevaba el agua, muchos árboles frutales fueron arrancados de raíz, y a su vez, fueron arrastrados hasta el mismísimo Duero.
Fuente:
Al parecer ” La Pinporra” era el nombre que recibía una vecina anciana del municipio. Ésa mujer, días antes de morir, auguró que cuando ella muriese en el pueblo algo catastrófico iba a suceder.
Y, así fue. Al morir, surgió una grandísima tormenta, una de esas tormentas de verano, pero en esa ocasión fue impresionante la tromba de agua que caía sin descanso. De esa manera, el pueblo se convirtió, de la noche a la mañana, en un gran mar en el que las aguas arremetían con todo lo que se encontraban a su paso.
Tal era la fuerza llevaba por el agua que la rueda que se encontraba en el molino de aceite más antiguo conocido en el termino, fue levantada del lugar donde permaneció muchos años, y apareció en otro lugar nada cercano.
Así pues, aunque no se dieron desgracias personales, no se puede indicar lo mismo de los destrozos materiales que causó la tempestad. Ejemplo de ello se puede indicar los grandes estragos producidos en el campo: fincas muy productivas quedaron como si desiertos se tratasen, dejando solo arena y piedra.
Además de todo ello, se comenta que debido a la fuerza que llevaba el agua, muchos árboles frutales fueron arrancados de raíz, y a su vez, fueron arrastrados hasta el mismísimo Duero.
Fuente:
- - Angel “El Claudino” (Programa de Fiestas de Mieza. 2004)
- - Anselmo Hernandez. Mieza de la Ribera. 27-06-08
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