Posted by Isabel Martín Hernández in 03/01/2008
Durante la Guerra Civil española, 1936-39, muchas fueron las mujeres que quedaron viudas. Según pasaba el tiempo, a muchas de ellas las avisaban del trágico suceso; sin embargo, otras muchas nunca recibieron noticia de paradero de sus maridos. Por ello, en ambos casos, las mujeres viudas para poder continuar hacia adelante se veían en la obligación de casarse con otros hombres, en muchas ocasiones con otros viudos.
Como en tantos y tantos pueblos de toda la península, al dar comienzo la guerra los hombres acudieron al frente dejando de esta manera los pueblos medio vacíos. Según pasaban los días, los meses, los años… las noticias que iban llegando no eran nada buenas para las familias. En varias ocasiones las noticias ni tan siquiera llegaban.
Ese último es el caso de una mujer de Mieza de la Ribera, que según pasaban los años y al no recibir noticias de su marido lo dieron por muerto. Ella, entonces, se volvió a casar.
Durante ese tiempo muchas fueron las misas que le hicieron al “difunto hombre”. Sin embargo, para la sorpresa de todo el pueblo, y más para el de la mujer, ocurrió lo siguiente: al de unos años de comenzar la guerra apareció el marido en su pueblo, vivito y coleando. Al parecer, éste durante todo ese tiempo había estado secuestrado por el bando rojo. Y cuando pudo, escapó y regreso a casa.
-Dolores Martín Hernández. Zarza de Pumareda, 04-09-07
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