Cuando mi tatarabuela Josefa iba al campo a trabajar, solía llevar sopa en un puchero de barro o en un perol de dos asas.
Después de la tarea, al disponerse a comer la sopa la bebía despacito-despacito para que no la oyeran las brujas.
Fuente: Melquíades Martín Calvo. Barakaldo, 12-11-07.
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