Posted by Isabel Martín Hernández in 03/28/2008
Cierto año, en el pueblo de La Zarza de Pumareda, en tiempo de la hoja, al Tío Marcos se le escapó un burro que tenía, y casualidad que se metió en una finca que no debía.
Cuando el meseguero, que era el hombre encargado de guardar los sembrados, vio a aquel animal que andaba suelto comiendo de la hoja a sus anchas, lo amarró, y llevándolo hasta el pueblo, lo metió en el Corral de Concejo que se encontraba detrás de la iglesia.
El amo del borrico al enterarse de lo ocurrido, esperó a que llegase la noche ya que no tenía intención de pagar la multa por andar el burro suelto. Así pues, asegurándose de que ya nadie había en la calle, acudió a dicho lugar y se metió como mejor pudo. Una vez dentro, se acerco a él, y agarrándole por la panza con todas sus fuerzas, lo tiró por encima de la pared. De esta manera, consiguió sacarlo fuera del Corral y además, sin necesidad de pagar multa.
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