domingo, 30 de junio de 2013

BURROS SIN ALMA

Posted by Isabel Martín Hernández in 01/06/2010

José Manuel Martín, vecino de La Zarza, acostumbraba a ir todas las tardes al caño del pueblo para darle agua a sus mulas y burros.

Por aquel entonces, el cura Don Leopoldo –muy conocido por los vecinos- residía en el actual  teleclub. Como por las tardes no tenía misa que atender, se entretenía regando la huerta que tenía en el jardín de casa.

Así pues, cierto día, mientras el cura se encontraba regando, al pasar José Manuel con su burro por la zona, con el agua de la manguera se espantó y ya no quiso seguir caminando. Él, muy enfadado, tras gritar varias veces “arre”, se le ocurrió decir: “Me cagüen tu alma”. Y siguió para adelante.

A la vuelta Don Leopoldo le estaba esperando para decirle: “Ha de saber que los burros no tienen alma”. A lo que el otro contestó: “Entonces no he pecado”. Y se marchó dejándolo plantado.

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