domingo, 30 de junio de 2013

SALVADO POR LOS PELOS

Posted by Isabel Martín Hernández in 03/29/2010

En la mina de Barruecopardo, un joven chaval de Bejar trabajaba a 40 metros de hondura. Y aunque era “pobre de vista” –como decían los del pueblo- su función era encender los barrenos que utilizaban para extraer el mineral.

Cierta mañana, cuando el bejaruco se disponía a prender con el chisquero los cuatro barrenos que le habían indicado, se escuchó una gran explosión. Al parecer, los barrenos ya habían estallado en el rollo vivo; pero, al mozalbete, sin embargo, no le dio tiempo a salir a la superficie.

En pocos minutos, creyendo que el muchacho había muerto, los trabajadores de la mina comenzaron a agolparse en la entrada a la hondura. En ese momento, nadie quería tirar de la grúa hacia arriba, ya que después de la explosión lo que les iba a tocar ver, no iba a ser nada agradable.

Finalmente,  Salvador Hernández, vecino de La Zarza, hizo tripas corazón, y subió la grúa. Al llegar el cazo donde venía remolcado, a la parte superior, pudieron ver que allí, delante de sus narices, estaba el chico vivito y coleando. Eso sí, quedó desnudo, temblando y algo magullado. 

Después de la tensión vivida, Salvador, al ver al chiquillo, se desmayó; nunca pensó que lo iba a volver a ver con vida.

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